Una empresa puede resolver sus problemas financieros a medida que aparecen, pero todo el mundo estará de acuerdo en que es mejor tener una política financiera global. Puede negociar distintos precios y condiciones de venta con cada cliente, pero será mejor que tuviera una política comercial prestablecida. Pues bien, exactamente lo mismo ocurre con el diseño. Para optimizar sus resultado es necesario tener un buena estrategia y política de diseño.
Toda empresa es capaz de definir , explícita o implícitamente, los factores que configuran su estrategia empresarial, el producto o servicio que ofrecen, su mercado, la competencia, su posición en el sector, sus recursos y capacidades, sus fortalezas y sus debilidades, asi como sus objetivos a medio y largo plazo.. esto sería objeto de otra entrada, en esta nos centraremos en el diseño como valor empresarial, pero…¿ es la planificación empresarial una realidad en las empresas extremeñas?¿dedicamos el suficiente tiempo a las tareas de análisis y planificación estratégica, o el corto plazo nos nubla el horizonte?¿consideramos que estas tareas son sólo para las grandes compañías?…
Siguiendo con el diseño, y siendo capaz de definir los aspectos anteriores , ¿por qué no definir también qué tipo de diseño necesitamos? No podremos establecer la forma final de nuestros productos o de nuestra imagen gráfica, que es tarea de los profesionales adecuados, pero si podemos acotar cuáles son las características básicas del diseño que necesitamos. Porque debe saberse a qué mercados nos dirigimos, en qué banda de precios, quienes son nuestros clientes potenciales, por qué compraran nuestros productos o servicios, qué está haciendo nuestra competencia, cuáles son los objetivos empresariales que nuestro diseño debe ayudar a conseguir (además del obvio de la rentabilidad), cuáles son los recursos humanos, tecnológicos y financieros, cuál es la imagen de nuestra empresa y cuál debería ser…
El diseño es una herramienta más en nuestras manos. Una herramienta que puede ayudar a alcanzar nuestros objetivos. Como lo es la financiera o la publicidad o la tecnología. Y para que funcione hay que saber que esa herramienta está ahí, a nuestro alcance, y que hay que contar con ella desde el principio, desde el momento en que se definen las estrategias globales de empresa y los planes de ejecución.
Bajo nuestra experiencia , lo habitual, es que las empresas aborden los problemas de diseño de una manera puntual: hace falta un nuevo catálogo, tenemos que rediseñar nuestra imagen pues ha quedado anticuada, convedría «lavar la cara» a este producto o darle una forma final a una idea desarrollada por el departamento técnico…
Casos como estos, que son intervenciones aisladas, individualizas en el tiempo y en el espacio y sin conexión entre sí, son nuestros encargos habituales, y aunque muchas veces dan resultados válidos, nunca serán tan rentables y provechosos como cuando están bajo las directrices de una estrategia, que nos permitirá ejercer un control más riguroso de los procesos y resultados.
Todas las empresas tenemos unas necesidades de diseño. Unas podemos estrar centradas en productos, otras en servicios, otras en presentación de envases, otras en comunicación de su oferta (catálogos, folletos, mailings…), todas vamos a necesitar algo de alguno de estos productos, por lo que nos son conjuntos inconexos entre sí, sino que establecen distitnas vías de comunicación de nuestra empresa con nuestro mercado. Todo lo que hagamos debe transmitir una imagen coherente, y definida previamente por una estrategía global empresarial.
Hay muchas estrategias empresariales, pero a efecto de lo que estamos tratando en esta entrada, para el tipo de diseño a utilizar y las posibilidades de éxito, podemos simplificarlo en tres modelos estratégicos: el de «liderazgo de costes», en el que predomina el factor precio, el de «diferenciación», en el que el diseño en si mismo constituye un elemento diferenciador; y el de «nichos de mercado», en el cual es básico el conocimiento del pequeño segmento al que se dirige la empresa.
Cada una impone un modelo distinto y marcará cuáles son las limitaciones y dónde están las oportunidades, determinando las características de la política y la estrategia que seguiremos a medio y largo plazo en diseño.